Autor/a

Rocío Meana Acevedo (IUCA (Universidad Complutense de Madrid))

Estamos en un momento en el que la crisis económica, ecológica y social en la que nos encontramos hace patentes las brechas del sistema económico que nos rige, el cual no tiene sentido sin un crecimiento continuado. Este crecimiento sin límites es totalmente insostenible por la finitud de los recursos y la energía que extraemos del planeta, así como de los sumideros a los que arrojamos los residuos generados por nuestras actividades, por lo que se precisa un cambio de paradigma.

En este contexto, el decrecimiento es una filosofía que nos apremia a cambiar nuestra forma de ver el mundo y a abandonar la sociedad de consumo, renunciando a la incercia del crecer por crecer para reencontrar un equilibrio entre los seres humanos y entre éstos y la naturaleza. Serge Latouche (2009) insiste en la necesidad de una revolución cultural para tomar el camino del decrecimiento sereno, basada en el círculo de las ocho \"R\". La tercera de estas ocho \"R\" llama a reestructurar el aparato productivo y las relaciones sociales en función al cambio de valores que se precisa. La pregunta es: ¿Cuál es el papel del turismo en la situación de extralimitación y qué debe hacerse al respecto? ¿Debe el turismo mantenerse, decrecer, desaparecer o ser reestructurado par ser compatible con un modelo de decrecimiento?

El turismo, dentro del sistema de crecimiento ilimitado, ha tenido una gran repercusión en la situación de extralimitación planetaria a pesar de su presencia residual en las agendas de las conferencias internacionales sobre cambio climático o desarrollo sostenible. Sin embargo, presenta a la vez una serie de características que permiten que, cuando es gestionado de forma realmente sostenible, no sólo se minimicen sus impactos negativos sobre el medio ambiente y la sociedad, sino que además estos impactos sean positivos para ambos. El turismo puede entonces tener cabida en un contexto de decrecimiento, pero para ello deberá experimentar una reestructuración profunda para dejar de ser una industria medioambientalmente y socialmente destructiva. Además, deberá ser gestionado con un criterio muy específico que le lleve no sólo a un mínimo impacto en el entorno, sino también a la conservación del medio natural de la población de destino. Esta comunicación pretenderá analizar las alternativas del turismo lento y del turismo rural comunitario como dos modelos que implican un cambio radical en la forma de producir y consumir turismo, y que podrían, por tanto, hacer posible incluir a este sector en el camino hacia el decrecimiento. 

Palabras clave: Extralimitación, decrecimiento, turismo lento, turismo rural comunitario