Autor/a

Alan Quaglieri Domínguez (Universitat Rovira i Virgili)

Las plataformas de alojamiento turístico que se proponen debajo del paraguas conceptual de la si denominada economía colaborativa, han conocido en estos últimos años una espectacular progresión en el mercado receptivo y han alcanzado una enorme popularidad proyectándose ya no solamente como una forma diferente de experimentar el destino si como un nuevo verdadero fenómeno cultural.

Desde un punto de vista de la demanda, la propuesta narrativa de plataformas como Airbnb parece encajar mejor con las aspiraciones de un segmento emergente de turistas interesados en servicios menos estandarizados que puedan convertir el alojamiento en un elemento central dentro de la experiencia global del destino, como una forma de acercarse a ello sin la mediación de la industria turística convencional, como (y posiblemente con) un “local”. Al mismo tiempo, el también denominado house sharing propone la “comunidad local” ya no solamente como elemento fundamental de atracción, si no como actor colectivo dentro del mercado del alojamiento y principal beneficiario del modelo. En este sentido, la política comunicacional de la plataforma Airbnb enfatiza el papel virtuoso del denominado turismo colaborativo, su capacidad redistributiva y descongestionante.

Barcelona se presenta hoy como una de las principales ciudades dentro de la red Airbnb y posiblemente como uno de los destinos donde el papel jugado por la plataforma ha encontrado mayores reacciones y críticas en el marco de un debate público más amplio sobre el desarrollo del turismo en la ciudad.

La presentación se propone por un lado desarrollar un recorrido teórico que permita enmarcar este fenómeno dentro de las tendencias actuales del turismo urbano. Por el otro, se propone una lectura critica de la narrativa Airbnb acerca de los impactos del modelo en el destino a partir del análisis del caso de Barcelona y en particular del emblemático barrio del Raval.

Palabras clave: no enviadas